martes, 10 de junio de 2014

El buen gobierno es rentable

Como reflejan los resultados del estudio #RepTrak Pulse que cada año elabora Reputation Institute —presentados esta mañana en Madrid—, el hecho de tener un comportamiento ético y transparente es una de las variables que más peso tiene en la configuración de la percepción de la sociedad hacia las empresas; es decir, para que una entidad tenga una mejor o peor reputación. Aunque durante muchos años no se ha podido demostrar la correlación existente, este estudio muestra cómo la reputación impacta directamente en el negocio a través de los comportamientos favorables que genera. Tal y como afirmaba Fernando Prado, socio director de Reputation Institute Latinoamérica e Iberia, en la 'Economía de la reputación' en la que vivimos, según como percibamos una entidad así estaremos dispuestos a recomendarla, a comprar sus productos o servicios, a invertir en ella, a trabajar en ella, etcétera. Por tanto, la reputación (entendida como las percepciones que se tienen de una organización) sí importa, y mucho.

Modelo RepTrak®

Ya lo decía José Antonio Zarzalejos durante la presentación del libro 'Reputación y Ciudadanía' (de Llorente y Cuenca): «Hace tiempo que la comunicación dejó de ser una venta de humo al por mayor». Según datos del #RepTrack, ahora, lo que más importa a la sociedad no es solo la calidad de los productos y servicios sino también la integridad, ética y transparencia con la que actúe esa entidad. Todas las organizaciones, y no solo las empresas, tienen que hacer bien su trabajo pero, además, hacerlo de forma responsable. He aquí la gran oportunidad que se abre para aquellas organizaciones que sean capaces de leer esta realidad social, como decía Angel Alloza, CEO de Corporate Excelence.

Para contribuir precisamente a la implantación de la gestión responsable en el sector colegial, se ha elaborado en el seno de Unión Profesional una guía de buen gobierno en la que, además, de acercar este concepto a la realidad de los consejos generales y colegios profesionales, se recoge un modelo de lo que podría ser el esqueleto para la redacción de un Código de Buen Gobierno por parte de cualquier organización colegial. Porque, aunque en estos casos el buen gobierno no repercuta en la cifra de negocio, sí lo hará en la percepción de la ciudadanía (y, en general, de sus grupos de interés) y en la confianza que se tenga hacia la labor de estas organizaciones, con los consiguientes comportamientos de apoyo que ello podría generar. El buen gobierno es rentable para todos... y no solo en términos económicos.

 

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